Ma ra sop'u̷ji ye d'año jña'a yo jñaji a Bonrro
En 2007 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura proclamó el 21 de febrero como el Día Internacional de la Lengua Materna, que tiene como objetivo promover el multilingüismo, la diversidad cultural, así como detener la desaparición progresiva de las lenguas maternas. Ante la presencia de 68 lenguas indígenas y sus 364 variantes lingüísticas se vuelve un tema importante para México.
La importancia de estas lenguas se devela en que, en cada una de ellas se encierra un cúmulo de conocimientos, historia, tradiciones, cada una es un universo por si mismo con sus variaciones, son un rasgo esencial que da identidad a los pueblos originarios. La lengua en sí permite a las personas, a los grupos, a los pueblos y a las naciones dar nombre a las cosas del mundo, organizarlas, relacionarlas, usarlas, compartirlas…es un cofre que contiene principios, normas, paisajes, emociones conocimientos, preguntas y todo un mundo de posibilidades que ofrecen otras alternativas de vida contrarias al sistema en el que vivimos.
Las lenguas indígenas en México, cada día disminuyen y corren el riesgo de desaparecer y es que uno de los principales factores de su desaparición es la discriminación, que no es un tema de ahora, sino uno que ha prevalecido con el paso del tiempo y que ha obstaculizado la revitalización de las lenguas originarias.
Cada tono, pieza morfológica de las lenguas son la expresión de la resistencia de no morir ante un Estado que solo genera políticas públicas considerando una sociedad homogénea. Por años la historia oficial que se enseña en educación básica es la historia escrita por los vencedores y en una lengua dominante, pero y ¿dónde queda la historia escrita por nuestros pueblos indígenas, esa historia de resistencia?
Ante la importancia que tienen las lenguas indígenas del reconocimiento que se les ha dado, sería importante pensar y reflexionar dos interrogantes: la primera ¿Qué papel está tomando el Estado frente a la revitalización de las lenguas?, ¿se ha quedado solamente en un acto de oficialismo, o acaso el Estado sigue siendo como lo que describe la lingüista Yásnaya Elena A. Gil en 1981[1] “México no es una sola nación sino un Estado en el que existen, oprimidas, muchas naciones”?
La segunda interrogante que parece relevante considerar es el papel de la sociedad frente a esta multiculturalidad que existe en nuestro país. Sin omitir señalar que es en el núcleo social donde se gesta y expresa la discriminación por el origen étnico, por hablar una lengua indígena. Se ha convertido en un discurso nacional aceptado por todos el subestimar las lenguas indígenas y atribuirles prejuicios, pero a que viene este acto de discriminación ¿a ser lenguas originarias que tuvieron un antes y un después de una conquista, de una dominación? Y es que, como consecuencia de esta discriminación, muchos hablantes deciden no seguir fomentando y usando sus lenguas, lo que conlleva que estas desaparezcan poco a poco como el caso de las lenguas de los pueblos de Cucapá, los Seris, mayos, Yaquis, Papaí, matlatzinca etc.
La revitalización, uso y dignificación de las lenguas indígenas de México, no debe ser solo tarea del Estado, o que quede en un acto de reformas y oficialismo, sino de toda la sociedad en conjunto con los pueblos indígenas, tomando como base, la filosofía intercultural, el diálogo intercultural que permita la desarticulación del discurso nacionalista discriminatorio que hace pensar que México es una nación única e indivisible, porque México no tiene un solo significado.
Finalmente, la revitalización de las lenguas indígenas debe partir de la transversalidad de la enseñanza de una lengua indígena en todos los programas educativos de todos los niveles escolares, así como el apoyo de proyectos de revitalización tales como nidos de lengua, creación de aplicaciones para su enseñanza, uso de las lenguas en los ámbitos público, medios de comunicación masiva, producción, fomento, divulgación y consumo de literatura indígena entre otras acciones.
“Los mayas dicen que la noche (áak’a) es el momento oscuro del día en el que las personas no se ven ni las manos; los tzeltales la llama te yijk’alul k’inal, el momento negro del mundo; los mazatecos dicen que nixtjien (noche) es lo que está al reves; los zapotecos la llaman gueela (porque es por la noche y en los sueños que los abuelos cuentan sus historias a los zapotecos)¸y la consideran un tiempo de los seres mágicos, los duendes, los bidxaas, que pueden causar, a veces, daño; y los hñähñu la llaman xui, ocasión ideal para mostrar temor y ofrecer respeto a los muertos” (Chapela. L, 2006; 38)
[1] Chapela L. (2006) “los muchos significados de las cosas”, Secretaría de Educación Pública, Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe, Ciudad de México, México.