Huixquilucan es uno de los 125 municipios que conforman el Estado de México, y forma parte de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Teniendo la posibilidad de recorrer este municipio, podemos identificar la desigualdad económica que impera en el país. Lo anterior se ve acentuado en las tres zonas económicas en las que se divide Huixquilucan:
Zona residencial, tradicional y popular.
La primera, es una zona que abarca fraccionamientos y centros comerciales lujosos de un gran poder adquisitivo, en ella habita al menos una parte de la élite económica y política nacional; y en la que comulgan problemas urbanos como la movilidad, o malas condiciones de las vialidades.
La segunda, es la zona tradicional, cuya población aún se resiste a perder sus tradiciones, viven alejados de los grandes desarrollos urbanos y en el día a día se debaten entre los tumultos y el ruido de la vida urbana o el silencio y la tranquilidad de la vida rural.
Finalmente, está la zona popular, la cual colinda con la zona residencial. Una de sus características es que se encuentra densamente poblada y con problemas específicos de la mancha urbana: delincuencia, drogadicción, falta de planificación familiar, etc.
Ahora bien, imaginemos la complejidad y el compromiso de cualquier instancia de gobierno al atender las demandas de tres poblaciones tan distintas, cuyas necesidades pueden ser diametralmente opuestas, he aquí el desafío que los servidores públicos deben afrontar. En este sentido, en el ámbito municipal, la dotación de servicios públicos se hace compleja en un municipio como Huixquilucan, ya que mientras que los servidores públicos deben atender el mantenimiento de vialidades en zonas como Interlomas, también se pide que apoyen en el desarrollo de sus fiestas patronales; o bien, que se implementen programas sociales, en beneficio de poblaciones marginadas.
¿Cómo lograr ser un gobierno eficaz, eficiente y cercano a las diferentes necesidades de la población?
Huixquilucan es tan solo un ejemplo, sin embargo, no es el único caso en el país en el que los resultados por parte de las autoridades e instituciones públicas no son los esperados por parte de la población. Por ello, una de las vías para consolidar un buen gobierno es la de considerar a los servidores públicos como los agentes de cambio, los encargados de consolidar cada una de las demandas sociales en acciones. Es precisamente este hecho donde la profesionalización de los servidores públicos toma un papel protagónico.
En este camino, se requiere de instaurar servicios civiles de carrera, los cuales no solo se encuentren los fundamentos técnicos y de mérito para el servicio público, sino que también sea un sistema que desarrolle la vocación por el servicio público, y se traduzca en cercanía con la población y sus distintas necesidades.
Sin duda, crear mecanismos para capacitar a los servidores públicos debe ser una prioridad, contrarrestar los intereses políticos y el pago de cuotas de los cuerpos burocráticos es la vía más efectiva para combatir la ineficiencia e ineficacia gubernamental, mucho más en poblaciones tan desiguales como las que habitan en el municipio de Huixquilucan.