El conflicto magisterial estalló, las movilizaciones encontraron su punto más álgido el domingo pasado en el enfrentamiento violento que se dio en Nochixtlán, Oaxaca; cuyo saldo es de 10 muertos y más de 100 lesionados.
Pero… ¿cuál es la responsabilidad del gobierno y de los maestros en el conflicto?
Empezaré por el gobierno, desde mi punto de vista el gran error del gobierno en el conflicto fue la deficiente negociación de la reforma educativa; no se llegaron a acuerdos y la falta de habilidad política ha cobrado factura, los tiempos de imposición se han extinguido, hoy cada sector tiene sus propias exigencias, por lo que querer imponerle a la CNTE una reforma educativa que no satisface sus intereses ha sido un error mayúsculo.
Asimismo, el uso de la violencia es un tema que desagarra las fibras más delgadas de la opinión pública y el tejido social; las lamentables muertes derivadas de las manifestaciones han sido la suficiente gasolina para incendiar un conflicto que carecía de legitimidad y apoyo ciudadano. El hartazgo social pudiera está bien sustentado, ya que se utilizó la fuerza pública para bloquear al movimiento, sin embargo los problemas de violencia relacionados con el narcotráfico no cesan, y pareciera que en este caso la fuerza pública no es igual de eficiente.
La postura de Enrique Peña Nieto ha sido la de ignorar y menospreciar la magnitud del conflicto, hasta ahora no se ha señalado ninguna estrategia para buscar soluciones, y sólo hasta ayer la Secretaría de Gobernación inició el diálogo con la CNTE (lo cual celebro); por lo que la inoperancia quedó al descubierto.
Finalmente, las estadísticas hablan por sí solas, los gobiernos federal y estatal lo han hecho mal en el sector educativo. En Oaxaca el 48.6% de personas mayores de 15 años carecen de educación básica, por otra parte en el mismo estado el 53.9 de las escuelas no cuenta con agua potable entubada en el interior de los planteles.
Ahora bien… ¿los maestros son víctimas en este conflicto?
La respuesta categórica es NO, en lo que va de las movilizaciones se han bloqueado
carreteras, se han vandalizado monumentos históricos, han saqueado
establecimientos mercantiles provocando robos que no tienen relación con su lucha,
en resumen han colapsado la ya precaria economía local. ¿Serán necesarios los
robos de pantallas, refrigeradores, celulares, cervezas para luchar contra la reforma
educativa?
Causalmente, las entidades federativas con la peor calidad educativa del país son
las que encabezan el movimiento (Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán) y pese
a que esto se debe a múltiples factores, una buena parte de responsabilidad la
tienen los propios maestros. Justo el fin de semana mientras visitaba Tuxtla
Gutiérrez vi un pinta en una barda que decía “Alto a la repreción” ¿Será que un
maestro que escribe con “c” represión puede ostentarse como un maestro
capacitado?
Indudablemente los maestros poseían privilegios que ya no se pueden sostener: heredar sus plazas, inasistencia injustificada a sus clases y seguir recibiendo su pago, además de no ser evaluados. En redes sociales circula la imagen anterior explicando ¿por qué protestan los maestros en México? Lo cual me llevo a preguntar: ¿A quién no se le condiciona el trabajo en función de los resultados de evaluaciones constantes? ¿La evaluación al cuerpo docente es calificada como una excusa para despedir?, es decir bajo este principio los maestros que protestan ¿buscan permanecer en sus empleos pese a no estar calificados? Y finalmente ¿la inestabilidad laboral es provocada por el Servicio Profesional Docente o por el desempeño de los maestros?
Los maestros hasta ahora no parecen estar muy preocupados por la educación de sus alumnos, en todo este tiempo de movilizaciones los niños no han recibido clases y el círculo vicioso sigue.
Por último, el conflicto magisterial gestado por la CNTE ¿tiene intereses más allá de los educativos?, la injerencia y el apoyo de Andrés Manuel López Obrador pudiera hacer suposiciones al respecto.
En resumen, tanto gobierno como maestros deben hacerse responsables de los aspectos que lo han hecho mal, aprovechar el diálogo y ceder en beneficio de la educación pública mexicana y la gobernabilidad del país. Ambos son responsables, y como tal ambos son la solución.